¿Quién inventase una máquina de teletransporte para poder visitar a aquellos a los que tienes demasiado lejos y deberían estar demasiado cerca?
Porque a veces ocurre, que cuando menos te lo esperas aparece alguien que termina convirtiéndose en alguien muy importante para ti, para tu vida, que el destino decidió juntar en un momento de vuestras vidas y él mismo fue quien decidió que después de unos años volvieseis a encontraros y volver como si ni una milésima de segundo hubiese ocurrido.
Muchas veces no necesitas conocer a alguien en persona para que se convierta en tu confidente, en una extremidad más de tu ser y que sabes que si caes, no caerá contigo sino que te sostendrá y te ayudará hasta que decidas levantarte de nuevo.
Esas personas valen demasiado la pena pues en poco tiempo se convierten en un todo, en una hermana, en un hermano, simplemente se vuelven parte de tu familia.
Y puedes pensar que la distancia puede ser un enorme impedimento para que la amistad continúe, que la distancia hará olvidar y se acabará pero no es así, ni mucho menos. Es todo lo contrario, la distancia hace que los lazos de esa amistad crezcan y se hagan más fuertes con cada momento que pasa.
Doy gracias al destino, a la vida, a lo que hizo que apareciera gente tan maravillosa en mi vida de la que sé nunca me olvidaré y que sé, que en un instante u otro podré conocer de una vez.

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