Reflexiona.

Cuando miras a través de la ventana, con la única compañía de una taza de café y un buen libro, o quizá un ordenador para escribir, te vienen a la mente cientos y cientos de pensamientos tan diversos como simples y complejos, un coctel en el cual se mezclan memorias, recuerdos, personas, canciones... Un coctel, que cuanto más lo tomas, más se te nubla la mirada, más aparecen esos pequeños ríos que rozan tus mejillas por un "tonto" recuerdo o pensamiento que se te metió en el ojo, y como molesta...
Un cúmulo de cosas que se mezclan en tu cabeza, y te hacen pensar, y pensar, y replantearte muchas cosas acerca de tu vida, del camino que has recorrido, del punto en que te encuentras, de las encrucijadas de las que debes salir, del camino que aún queda por recorrer...
Y suele ocurrir, en estos momentos, que se une a la fiesta una compañía más, la nostalgia, la tristeza, la alegría y es cuando pareces una loca mirando por la ventana, mientras lloras desconsoladamente y ríes a carcajada limpia, soltando todo el aire y todo lo que llevas dentro. Una nostalgia, que por momentos te hace pensar en volver atrás e intentar cambiar las cosas, que nada hubiese cambiado pero también te hace pensar que sin el bagaje que llevas sobre tus hombros no serías la persona que eres hoy en día.
Cuando observas el exterior de tu burbuja detrás del cristal de tu ventana, sentada en el sofá de la forma más extraña imaginable, con la compañía de un buen café, un buen libro, un leve hilo de música de fondo y tus pensamientos, todo toma mucho sentido en tu cabeza por una vez.

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