Se dejaba llevar...

Ella solo buscaba alguien que la quisiera, y podría decirse que ya hasta había desistido en la búsqueda... ¿De verdad podía ser tan complicado encontrar alguien que la quisiera de verdad?¿Qué lo hiciese bien? Sólo por una vez...
Y, de repente, apareció él, vestido de inocencia y con aire fresco, y qué aire... Y ella, como tantas otras veces hizo, se dejó llevar. No quiso ponerse cadenas, atarse, no quería reprimir ni uno solo de los sentimientos, pues al menos, pensó, se sentía viva de nuevo después de mucho tiempo.
Con él todo era distinto, no se sentía una mera marioneta o un juguete más que utilizar cuando te aburres y se dejó llevar aún más...
Y llego el día, ese que ambos tanto temían... Ese día, todo cambió, algo se accionó en su cabeza y no quiso protegerse más, quiso derribar todos sus muros por una vez, dejar a lo que fuera que fuese aquello que sentía, que entrase. Lo que ella no sabía, es que arrasaría con todo hasta dejarlo en ruinas como ese tsunami que se lleva por delante hasta los cimientos más fuertes, y da igual que se forjasen hace tiempo.
Lo que ella ignoraba es que esos sentimientos que tanto intentó evitar habían vuelto a sobrevolar sus pensamientos, "sólo soy un juguete decía", "sólo soy otro pañuelo más de usar, y tirar..." Todo lo que ella había intentado evitar a toda costa le acababa de dar de bruces en la cara, una vez más.
Después de ese día, los muros ahora eran aún más inquebrantables, tanto, que lograse evitar los ataques de aquellos que se intentaran acercar y volver a destruir todo.
Ya no sería tan fácil. Ahora ya no sería más ella, vería el partido desde el banquillo, no quería sufrir más, y todo, simplemente, porque se dejó llevar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cambiando